jueves, 10 de noviembre de 2011

Nacer "enmantillado" ... el mito ...

El enmantillado es una persona afortunada

El adjetivo enmantillado se utiliza comúnmente para referirse a una persona a la cual se le atribuye buena suerte. Este calificativo, aceptado por la Real Academia Española de la lengua como propio de Venezuela, está vinculado etimológicamente a la palabra mantilla.

De esta manera, la prenda de lana o seda que se utiliza para cubrir a los niños (mantilla) se relaciona con la membrana que recubre al neonato. De ahí que, los venezolanos se refieran a esta membrana protectora con un derivado de la palabra mantilla.

En Venezuela, se dice que un niño es enmantillado cuando nace envuelto por tres membranas fetales, lo que protege al niño durante el proceso de gestación.
Todas las personas no nacen con estas membranas, por lo que su extraña presencia es tomado como una señal de buena fortuna.

De hecho, tradicionalmente algunas madres, al darse cuenta que sus hijos poseían esta "mantilla", la despegaban con cuidado y la guardaban como si se tratase de un tesoro.

Quizá esta costumbre tenga su origen en la cultura ancestral de los warao. Este pueblo indígena tiene la creencia de que si un bebé nace enmantillado, posee dones tan especiales que de adulto puede volverse un wisiratu (figura chamánica).

Los warao realizan dos tratamientos especiales con esta membrana adicional: la ponen a secar y luego pulverizan para que el niño la consuma o, simplemente, la conservan como una reliquia para que el bebé tenga suerte en la vida.

Esta creencia venezolana, tiene como pilar la convicción de que el individuo que nace recubierto por esta membrana ha sido bendecido por la divinidad. Se trata de un tema netamente espiritual y de tradición ancestral.

En definitiva, el enmantillado es considerado como una persona muy afortunada, para quien todos los caminos hacia el éxito están signados por su nacimiento.

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